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La Casa del Kumis crece en manos de la tercera generación

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La empresa familiar es administrada desde 1997 por Adriano Hernández, nieto de los fundadores. En abril del 2020, la compañía cumplirá 70 años de existencia.

18/11/2019
Adriano Hernández, nieto de los fundadores de la empresa. Actualmente es el gerente del negocio.
Por: Luis Fernando Charrupí
Twitter: @LuisFCharrupi

Un incendio acabó con el próspero Almacén Bogotá a mitad del siglo pasado. El negocio - donde se vendían aperos, sillas para montar a caballo y todo lo necesario para una finca - estaba ubicado en inmediaciones del parque principal de Villavicencio. Sus dueños eran don Adriano Hernández y doña Abigail Méndez, quienes quedaron en la ruina por las llamas.

Sin pertenencias, en 1950 la pareja se fue a vivir a un lote cercano, en el que nació la marca Casa del Kumis. La empresa hace parte de la historia de los llaneros porque ha crecido con la ciudad y muchas personas compraban alimentos aquí desde que eran niños.

El nombre tuvo su origen cuando don Adriano vendía leche en botella y quedaba parte de ella en las cantinas, que finalmente se perdía. Un amigo suyo se percató de esto y le enseñó a preparar kumis. El producto lo acompañaron con sánduches, tortas y galletas  para ofrecérselo a los consumidores.


Pasados los años 60, tras un respiro económico, empezaron a construir la nueva casa en adobe y ampliaron el local comercial. Los abuelos estuvieron al frente del negocio durante casi 30 años, gracias a que no fueron perseguidos durante la violencia partidista que motivó el ataque de los conservadores hacia los liberales. Al quedarse sin fuerzas para seguir trabajando,  decidieron dejarle las ventas a su hijo, también de nombre Adriano Hernández.

Empeñado en darle un giro a la entonces tienda, el heredero de la pareja la tomó después de los años 80 y, con otra visión, comenzó a remodelar todo el establecimiento comercial. También trajo los vasos desechables (que eran una novedad por esa época en Villavicencio), cambió el mobiliario e implementó controles en la producción. Desde entonces, la Casa del Kumis se transformó para convertirse en una organizada y reconocida empresa.


En esta edificación, ubicada en la calle 37 del centro de Villavicencio, nació la Casa del Kumis. 
Actualmente el negocio está en manos de la tercera generación de la familia. Adriano Hernández, nieto de los creadores, asumió la administración cuando su papá, luego de 17 años de labores, también se cansó de trabajar. La historia nuevamente se repitió.

“Mi papá le cambió por completo la cara a la empresa. Pasó a ser un local reconocido que tenía, para su tiempo, cosas de avanzada: se introdujo los vasos desechables y cosas de imagen corporativa que no existían. Yo la tomé desde 1997 y siempre estuvo al lado mi papá, en los primeros años”,  cuenta el administrador de empresas, quien se ha empeñado en conservar las recetas tradicionales de sus abuelos, que no incluyen los químicos que actualmente se usan en la industria de alimentos.

“Esto a veces es más costoso o toma más tiempo, pero garantiza que la gente reciba un producto en mejores condiciones nutricionales”.


Hemos crecido con la ciudad y eso es algo que yo le agradezco a Villavicencio. Existe un vínculo emocional con mucha gente de la región





Con más puntos de venta

Luego de lo hecho por sus abuelos y su padre al frente del negocio, Adriano Hernández vio que las condiciones del mercado estaban dadas para crecer más. “Me di cuenta que la empresa estaba bien posicionada como marca. Lo que tocaba era ampliar los canales de distribución. Entonces, empezamos a buscar puntos de venta aquí cerca”. Actualmente la firma completa 11 locales en Villavicencio, ubicados en los barrios Centro y Barzal, y en los centros comerciales Viva, Único y Unicentro, así como en la tienda Homecenter.
Yo creo que haciendo empresa los problemas son la constante. Y las que sobreviven en el tiempo son las que se adaptan
Desde el 2010, la Casa del Kumis comenzó a expandirse en Bogotá hasta lograr abrir siete puntos de venta. Con la caída del precio del petróleo, en el 2014, y los constantes cierres en la vía al Llano, el negocio se afectó financieramente y los locales fueron cerrados en la capital del país.

 “Lo que realmente nos obligó a cerrar los puntos en Bogotá fue el tema de la carretera. Comenzamos con el problema que uno o dos días estaba restringido el paso y el transportador, que iba de Villavicencio con el kumis y demás refrigerado, tenía que quedarse varias horas detenido y a veces devolverse. Eso tiene un costo altísimo”. A pesar de las millonarias pérdidas, Hernández dice que regresarán a esa ciudad,  siempre y cuando se estabilice la movilidad por esta importante vía.

"En sociedades como la nuestra juzgamos a quien se equivoca y, precisamente, eso es parte del emprendimiento"

Esta empresa del Meta genera 40 empleos y ofrece a los consumidores bebidas lácteas (avena y kumis), empanadas y productos de panadería (torta de cuajada y mantecada), entre otros alimentos. El plan estratégico de la compañía está enfocado en mejorar la parte operativa en producción para no depender de proveedores y, a mediano plazo, buscar la manera de entrar a los almacenes de cadena (retail). 


Gentepalante.com habló de otros temas con Adriano Hernández.

¿Qué dificultades han afrontado?

¿Situaciones de las más duras… que vivimos? Las personas del frente 53 de las Farc pensaban que uno tenía dinero y, entonces, a mí me llegaban panfletos. Yo nunca les pagué. Un día me llegó una amenaza y me fui un tiempo a estudiar a Estados Unidos.

Cuando estaba allá me escribieron temprano en un correo que habían puesto un petardo en la 38. Pusieron el explosivo sin detonador. Era la advertencia. Mi sorpresa fue que al otro día la gente siguió entrando (al local) como si nada. Me di cuenta del amor que sentía mucha gente por la marca. El vínculo emocional de muchas personas con la marca. Ese fue el  momento más difícil que he vivido y donde más impotente me he sentido.

¿Qué procesos han ido incorporando?

Ha sido acorde a las necesidades particulares de cada época. Cuando la empresa empezó a crecer, nos vimos obligados a hacer cambios en infraestructura, pero, por ejemplo, ahora tenemos que garantizar que en todos los puntos de venta tengamos productos frescos.

Y ahora estamos buscando ampliar la planta para poder fabricar diferentes tipo de productos y así reducir la dependencia de los proveedores.

¿Qué enseñanzas le ha dejado el mundo empresarial?

Tal vez la adaptación. Ahora las condiciones cambian muy rápido. Hoy en día hay que reinventarse más rápido. Son mucho más cortos los tiempos de los ciclos de vida de una imagen corporativa o un producto. Y las circunstancias difíciles nos han ayudado en ese proceso porque nos han  estimulado. Lo de la carretera nos ha hecho bajar costos sin tocar la parte de recursos humanos y, de pronto, la calidad del producto.

¿También quieren unirse como empresa a la protección del planeta?

Vamos a llevarlo a la práctica quitando el uso de vasos plásticos, no por completo. También estamos haciendo ensayos, viendo cómo cambiamos las bolsas plásticas por bolsas de papel de caña de azúcar. Tenemos que hacer es un trabajo de sensibilización y socialización del porqué vamos a pasar del vaso plástico al vaso de vidrio.  Si queremos cuidar el planeta, no hay alternativa. Estamos colocando pantallas en todos los locales para tener un medio de comunicación con nuestros clientes.  La idea es tener la iniciativa respecto a eso.

¿Qué más están planeando?

A mediano plazo, queremos volver a llevar nuestros productos a Bogotá y entrar localmente a los almacenes de cadena y a las tiendas. Queremos colocar neveras en los puntos de venta para que la gente pueda llevar su kumis para la casa o darles a los niños en los descansos.

¿Qué piensa del emprendimiento?

Se requiere tener gusto por ello y acompañarlo de la formación. Es la capacidad de resiliencia: realmente cuando uno aprende es cuando se equivoca. Y en sociedades como la nuestra juzgamos a quien se equivoca y, precisamente, eso hace parte del emprendimiento. Realmente es aprender de las equivocaciones, corregir el rumbo y seguir.

A nivel sociedad, hay que crear esa red y ese ecosistema que permita a las personas que les gusta esto (emprender) encontrar eco y las herramientas para que sean capaces de desarrollar ideas de negocio. Que realmente exista un sitio donde usted encuentre las herramientas adecuadas para poder llevar a cabo sus proyectos. Yo siento que el talento y el emprendimiento, como cualquier otra cosa, deben ser cultivados y apoyados. 


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